martes, 6 de septiembre de 2016

Un día de furia

Ya es oficial el nuevo mantra. Al menos es lo que se deduce de la tourné por los distintos medios de comunicación de los más altos cargos del Sporting. Aquí nunca mintió nadie, ni siquiera en el turbio asunto Doyen. Y si alguien lo hizo, que no, en tal caso serían los anteriores, más feos y con menos talante. Nunca los actuales aunque lleven ahí desde la prehistoria. Porque supongo que es ese talante el que ha conseguido que en las entrevistas no se usen palabras tabú, o que si a petición de la audiencia se usa la palabra "mentir" inmediatamente se altere por expresiones menos incómodas como "no decir toda la verdad", no se vaya a ofender el invitado. Que también es perfectamente entendible, no es necesario que nadie venga a explicármelo.

Y es que cada vez que escucho a estos dirigentes sin escrúpulos y sin vergüenza, experimento un intenso desagrado, Un acto visceral. Desprovisto de razón. Las ganas de agarrar el twitter, o el blog y ciscarme en cualquiera de ellos. O en todos.

Y no es que necesite un acto de aceptación de que han mentido. No, no es necesario pues sus mentiras están más que probadas.. Ahí están sus declaraciones y documentos que guarda desde el 2011 quien descubrió que en las cuentas tunearon 2 millones de dudosa procedencia mientras negaban cualquier operación de venta de derechos económicos de jugadores;término que aún se las arreglan para sustituir por préstamos, comisiones, garantías, agencias. Y también había toda esa mierda, pero faltaba otra mierda aún mayor: la que conocimos gracias a football leaks.

Y lo sabes tú, que estudiaste en GeorgeTown, donde algo aprenderías  a parte de pavonear sobre la contabilidad ficticia de tu patrimonio familiar. O tú, letrado sevillano y sevillista, ya que cualquier secretario del Consejo, consejero o no consejero, zote o no zote, sabe que uno más uno son dos, y que si dices que sólo hay uno niegas la existencia del dos, que en este caso sería el uno. También tú, consejero y no sé si portavoz, que reconoces que en tu época de asesor no te coscaste de la existencia del contrato con Doyen, o lo que es lo mismo, que Javier te lo ocultó, o que te mintió si por casualidad alguna vez te interesaste por el tema y preguntaste. Como sí se preocuparon los accionistas a los que se les decía que no existía lo que luego se demostró que sí.

De todos modos por mí es suficiente. Un día de furia, sin más. Tenía ganas de desahogarme dándole a la tecla y de echar la pota. Ahora alguno sabrá lo que tengo en la cabeza cada vez que se parte en rodajas a costa de la audiencia.